domingo, 9 de diciembre de 2012

09/12/12

Hallo, sigo con la dinámica de escribir muy de vez en cuando, pero aquí estoy, intentando mantener la cabeza despejada después de una noche de fiesta.

Días atras desesperaba por no lograr las metas auto-impuestas, ahora, los días se suceden dejando un rastro de dulce victoria. Parece que no iba muy errado en mis cálculos, voy a poder volver a veros a tod@s con la conciencia tranquila por lograr en estos escasos tres meses un trabajo y una vivienda. Todavía hay que construir mucho futuro, pero a medida que llegue se erguirá, como decía el poeta Antonio Machado en su poema "Caminante no hay camino".

Con las llaves en la mano, me siento más seguro, como me dijo Baruc, miro hacia atrás, leo algún post en el que desesperaba y se dibuja una sonrisa en mi cara. Ahora estoy animado a crear un nido donde poder refugiarse de todo si hiciera falta, y menos mal porque hay mucho trabajo por hacer. Aquí tienen la costumbre de empapelar las paredes y luego pintarlas, además, creo recordar que os comenté que también tienen la manía de que el inquilino se haga la cocina ¿verdad? pues imaginaos los dolores de cabeza que cojo, y no hablo de la resaca de hoy. A parte no hay ningún mueble ni electrodoméstico. Es un empezar de cero en toda regla. Aún así no exaspero, deseo poder crear este espacio, transformarlo en un lugar en el cual me sienta protegido del frío invernal que azota en estas latitudes. La nieve se cierne sobre Darmstad y lo cubre todo dándole una estampa auténtica navideña.

Ayer tuve la típica cena de empresa para celebrar la navidad, pero a diferencia de las que he estado otras veces, en esta nos reuníamos varias empresas más, estos eran un par o tres de estudios de la capital. Entonces, todos los que ahora trabajamos en el Iron, Erik, Markus, Carol, Steve, además de Laia y Sandy, Sarah no vino, le preguntare mañana ¿warum?, el stuff nos reunimos en el estudio al cual llegamos tod@s más o menos a la vez con excepción de Markus, que llegó el último y unos 20 minutos tarde. Nos distribuimos en dos coches y enfilamos dirección a Frankfurt. El Gps nos hizo dar unas cuantas vueltas que nos podríamos haber ahorrado antes de llegar al restaurante. Este estaba a las afueras de Frankfurt, en una zona un tanto elevada y que a pesar de que la oscura noche intentaba absorver toda luz, la blanca nieve reflejaba la poca que había e insinuaba un precioso y pequeño paraje natural en la periferia desde donde se vislumbraban las luces de la ciudad como si de un oasis se tratara.

Una vez dentro nos dirigieron a la sala que nos tenían reservada en la planta de arriba. Estaba llena de gente tatuada que vociferaban de una mesa a otra y no cabía ni un alfiler. Tuvieron que invitarnos a unos shots de un licor de avellana mientras nos preparaban una mesa en un rincón de la sala, es algo que no logré entender, tampoco pregunté, supongo que por muy cuadrados que sean lo alemanes, también pueden ser desorganizados. Comí de todo, entrantes, que eran como unas tarrinas de grasa de cerdo, la cual untabas en pan y podias acompañarla con una mezcla de roast beef/carpaccio, le siguió una sopa de calabaza un tanto picante, luego vino una ensalada con hígado y para finalizar un plato de cerdo y otro de estofado de ciervo, todo lo aderecé con litro y medio de Heffe, suficiente para facilitarme la comunicación. Riquísimo todo. Mientras que los autóctonos decidían salir de fiesta por Frankfurt, los pueblerinos decretamos irnos a beber cerca de nuestras respectivas moradas, para facilitar la retirada.

El regreso a Darmstadt no fue tan accidentado y llegamos en un periquete al Krone, el pub más antiguo de la ciudad. y es que Darmstadt fue prácticamente destruida en la segunda guerra mundial, el edificio del Krone fué uno de los pocos que se mantuvo en pie después de los bombardeos. El resto de la ciudad se a construido en apenas setenta años, algo que me sorprendió mucho cuando me lo explicaron, la verdad es que cuesta de creer. Dos cervezas más y unos dancings fueron suficientes para acabar la gran noche antes de irnos a dormir. Suficientes para levantarme esta mañana deshidratado y con un zumbido constante en mi cabeza, maldita resaca. Hoy domingueando en el sofá desde donde os escribo estas cuatro lineas.

En el trabajo sigo dándole duro a los clientes, clientes que me gano poco a poco. Aquí os enseño algunos de los últimos trabajos.










Hasta el próximo post.


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado

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