Brrrr, brrrrrr, brrrrrr... no deja de repicar en mis oídos como un taladro, agradezco que nos son mis dientes castañeteando por el frio. No deja de sonar de manera intermitente y sin tempo coherente. ¡Por dios, no son ni las ocho! Todavía no me ha sonado el despertador, ¿quien coño hace agujeros en la pared a estas horas? es un taladro industrial ¿no hay una ley que regule los decibelios a ciertas horas de la noche? De todas maneras esto me permite taparme la cabeza que me duele, no se si del ruido incesante, o del frio siempre presente. Consigo retomar el sueño, en realidad he tenido una pesadilla. Cinco minutos después de sumirme en un cálido letargo, creo, suena el despertador. Me permito media hora mas que siento que me han robado.
Ahora si, amanece frio pero soleado, parece que tiene intención de acompañarnos todo el dia, esta radiante. Lo echaba tanto de menos. Apenas evacuo los líquidos acumulados durante la noche, salgo a correr. Mi aliento se condensa a cada espiración y cada inspiración araña mis pulmones. Decido ponerme a correr antes de llegar al parque, incluso antes de cruzar la calle, no sea que me cristalice. Al pasar el primer edifício visualizo a los culpables, los que han irrumpido mi sueño con su estruendosa maquina infernal. Me miran como si supieran que los odio, es recíproco, lo siento en el aire, saben que me acabo de levantar mientras ellos llevan rato trabajando ¿como narices saben tanto? Posiciono mi cabeza, parece que todavía hay reminiscencias oníricas revoloteando por ella, y es que la falta de descanso me permite mezclar sueños y realidad.
Hoy decido hacer el recorrido del otro dia a la inversa. Además de ver la casita azul del otro dia (prometo foto) vislumbro un parking de autocaravanas pegado a un skatepark que se me paso por alto la otra vez, ¡Joder! pasado este hay tres vacas lanudas, ¿o son bueyes? El graznido de un cuervo me saca de mi asombro y me da los buenos dias advirtiéndome que el puente en el que se apoya, es el que debo cruzar para regresar por la orilla opuesta. Saludo y sonrío a duras penas a varias personas que aprovechan la luz que irradia nuestro astro para pasear al perro, a si mism@s o se dirigen a un destino concreto con cierto brio, deduzco que el trabajo. Siento que estoy en más buena forma que al principio, he aguantado sin sacar espuma por la boca habiendo empezado antes.
El tiempo no cesa su goteo, pasan los segundos, los minutos y las horas con excepción de mi labor programada. Al finalizar la jornada laboral, paso la tarde hasta pasadas las once con Giova, gran persona y buen amigo. Le redecoro la pierna, le cubro un atisbo de felino con dos caras de una misma moneda.
Poco más con que poder extenderme, me limitare a finalizar estas lineas. Desde mi cubículo, hasta el proximo post.
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